Ayer mientras viajaba el 468 para La Paz enfrente mio iba una viejecita de comercial.Si de esas tan dulces y tiernas que te las quieres comer.De esas que seguro tienen nietecitos y son buenas vecinas.
Lamentablemente ayer tenía el chip insultatorio apagado y no la insulté. Digo,l a viejecita tuvo suerte porque bien se hubiera merecido una puteada de aquellas.
Hurgaba en su cartera de mano y de ella extraía cosas que luego tiraba por la ventanilla abierta del ómnibus. Primero unos papeles, luego el envoltorio de un tarjeta prepaga de celular, luego la maldita y usada tarjeta del aparatejo. Luego unos papelitos más.
Seguramente tan dulce anciana le rompe soberanamente las pelotas a quien le raya el parquet o si algún perrito osa pasar por su jardín.
Saluditos
Ana
viernes, 21 de noviembre de 2008
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