miércoles, 19 de diciembre de 2007

El Juego IV

Esa noche no dormí.No dormimos ni él ni yo. Ni siquiera el sueño vino a rozarnos la punta de los pies.Me lo imagino sentado en una banca de una estación de tren esperando el vehículo que lo llevaría a su destino pero que nunca pasó o que él se negó a abordar. Sin embargo nosotros en su ausencia descubrimos unas caricias que deseábamos, que buscábamos como cecilias en la tierra hundiéndose,penetrando,humedeciéndose.

En el primer café de la mañana se reflejaba, unos rostros de sonrisas aniñadas con lujurias de adultos.Tus manos en el borde de la taza repetían el gesto de la tarde de ayer en el vaso de tequila. Los círculos danzantes en el borde, en el precipicio de silicio. Ahora sonríes tú con cara de niño tras una travesura.Muerdes tu labio nuevamente, los labios gruesos que han explorado la totalidad de mi cuerpo.Te miro observarme y me veo mirando la escena desde fuera como un espectador de una película, de una riña callejera, de una charla de amantes. Apuesto a que no hubo descubrimientos de verdades absolutas sino confirmación de hechos. Lo que en este momento no se si es que se han confirmado las apuestas iniciales o las conjeturas posteriores. Aunque ahora poco importe.

Me despido de los gatos que han venido a arrullarse a mi lado. Ya no muestran la desconfianza de anoche.El más negro de todos me mira desde un lugar alto, es el más indiferente.Me seduce esa postura, reconocimiento y omisión de mi presencia. Salimos de la casa. Nos cruzamos con un par de personas que viven allí y miran con recelo.Me encanta tu sonrisa triunfal cuando los cruzas, y como se convulsionan en sus propias necedades. Yo me siento partícipe en este triunfo en esa batalla ni siquiera enunciada.

El sol se cuela por la hojas de los grandes árboles.Caminamos en silencio hasta una parada de mi trayecto. Allí me besas suavemente y sonríes. Enfilo hacia casa bajo las copas de los árboles de flores violáceas con niños jugando en las veredas y personas que siguen sus habituales rutinas.Marcho triunfante mirando las hormigas que se cruzan en mi camino y los gatos de los portales.

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