miércoles, 10 de septiembre de 2008

El censo total - Manuel de Pedrolo -

Tuve ocasión de ver a míster Franky en tres lugares distintos y , en dos de ellos, me pareció que no tenía ningún motivo para encontrarse allí. La oficina de Park Drive funcionaba ya cuando yo alquilé la contigua, siete años atrás, poco antes del accidente que costó la vida a Moure, la mujer con la que yo iba a casarme.Siempre me extrañáron las letras negras y discretas que rezaban sobre el cristal traslúcido de la puerta: PROSPECCIONES ARENIFERAS. Era curioso también que , por lo que yo había podido ver, siempre entraran y salieran las mismas personas, un grupo de empleados jóvenes, chicos y chicas de aspecto enfermizo, tan pálidos que parecían sufrir aversión por el sol; nunca tropecé con ningún cliente.Por otra parte, era una oficina sumamente silenciosa, en la que no se oía ningún tecleo, pese a que me constaba que tenían máquinas de escribir, calculadoras y hasta una computadora. Lo sabía porque una vez se les estropeó y el operario que venía a arreglarla se equivocó de puerta.

Conocí a míster Franky, un hombre de complexión gelatinosa y de cutis lechoso, casi transparente, en el ascensor, y un día, cuando ya llevábamos tiempo coincidiendo con cierta frecuencia y nos habíamos presentado, me ateví a preguntarle:
- ¿Qué es esto de las prospecciones areníferas?
-Investigamos las posibilidades auríferas de determinadas arenas por cuenta de los clientes que nos lo solicitan - contestó con aparente franqueza.
-¡Ah! ¿ Y es rentable?
- Para la agencia, sí - reconoció con la misma simplicidad-. Trabajamos a precio fijo y, si los resultados son positivos, cobramos una comisión.

El Censo total
Manuel de Pedrolo

2 comentarios:

punxaguda dijo...

Leí a Pedrolo por obligación. Ahora me deleito con otro tipo de literatura. Me trae recuerdos de colegio.

Lapsus Lingua dijo...

Lo malo de ciertas lecturas escolares es que a una le quedan resabios y luego ni quiere leerlos. Me pasó y me pasa con Jose Enrique Rodó un escritor uruguayo que cada año en la escuela hacían una reprentación de fragmento de un cuento.

Lo detesto de sólo recordarlo.

Saludos

Ana