El viernes por la noche asistí a un recital acústico con tres músicos, hasta el momento completamente desconocidos para mí. El encuentro se realizó en Pocitos Libros- una librería muy bonita, pequeña y acogedora- de la calle Av Brasil casi Brito del Pino.
Llegué ahí invitada por Marie, la hermana de Guillermo- quien unos minutos más tarde se le dedicaría una canción-. Así los tres, nos encontramos por Rivera y Brito del Pino, fuimos caminando por esta calle en el inicio de la noche montevideana. Ibamos charlando de miles de temas, como siempre.
Al llegar al lugar saludamos a uno de los músicos -Fer Henry- conocido de Marie, bromeando sobre la bendita impuntualidad de los músicos, ya que eran pasadas las 19 horas, cuando se supone se iniciaría el acústico.
Entramos a la librería y bajamos por una escalera antigua.Como una caracol sin serlo, muy habitual en las edificaciones de los años 40 y 50 del siglo pasado. Abajo nos esperaba un espacio pequeño, con un par de lámparas suaves y unas 40 personas sentadas.
El primero en tocar fue Juan Ravioli- venido de Argentina, luego Diego Presa, Fer Henry. Los últimos dos luego hicieron 3 temas juntos. Como decía al principio desconocía a los tres músicos y quedé gratamente sorprendida.
Juan es una maravilla. Me encantó lo que tocó y como lo hizo. Su simpatía, su forma de moverse. Tiene editados dos discos en Argentina y si buscan hallarán su myspace. Está preparando su tercer disco.
Diego Presa tiene una voz muy particular. No se definirla. Lamentablemente mis conocimientos músicales son inversamente proporcionales a mi gusto por los sonidos. Unas canciones muy agradables y un estilo inconfundible.
Fer me encantó también. Las letras preciosas, la música exquisita. Aparentemente este músico integra conformaciones de varias bandas y proyectos. Una voz muy interesante.
Luego de los aplausos, salimos y caminamos un tramo considerable por la parte linda de Pocitos - un barrio que me parece espantoso en su 98%-. Digamos que anduvimos por el resto, que curiosamente en ese barrio constituye un conjunto de callecitas perdidas y dispersas. Nos fuimos hasta casi el Obelisco- un recorrido de unas 20 cuadras-, caminando, charlando, fumando. Luego unas ricas pizzas, cerveza y la vuelta hacia mi rincón en el oeste de Montevideo.
Un besito suave. Montevideo está cálida. Ayer domingo fue un día precioso, lleno de sol . Anduvimos paseando con los peques por la ciudad, el Museo Océanográfico y el Buceo.
Ana
lunes, 5 de octubre de 2009
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