miércoles, 27 de agosto de 2008

Poesía desde tierras norteñas

Sólo porque hace tiempo tengo pendiente la lectura de sus obras. Porque apenas he arañado la cubierta de sus libros. Porque en Montevideo llovizna tenazmente y la tarde se ha puesto un poco gris. Porque tengo un tiempo de espera para unas actividades más tarde,porque este cibercafé es silencioso y agradable. Porque me imagino que otros soles calentarán la piel de los otros. Aunque no haya otros soles sino el mismo que ahora no se deja ver por la espesa capa de nubes bajas cargadas de moléculas de H2O.


Sólo por eso.

Un beso

Ana


Divino dueño mío,
si al tiempo de partirme
tiene mi amante pecho
alientos de quejarse,
oye mis penas, mira mis males.


Aliéntese el dolor,
si puede lamentarse,
y a la vista de perderte
mi corazón exhale
llanto a la tierra, quejas al aire.


Apenas tus favores
quisieron coronarme,
dichoso más que todos,
felices como nadie,
cuando los gustos fueron pesares.


Sin duda el ser dichoso
es la culpa más grave,
pues mi fortuna adversa
dispone que la pague
con que a mis ojos tus luces falten,


¡Ay, dura ley de ausencia!
¿quién podrá derogarte,
si a donde yo no quiero
me llevas, sin llevarme,
con alma muerta, vivo cadáver?


¿Será de tus favores
sólo el corazón cárcel
por ser aun el silencio
si quiero que los guarde,
custodio indigno, sigilo frágil?


Y puesto que me ausento,
por el último vale
te prometo rendido
mi amor y fe constante,
siempre quererte, nunca olvidarte

Ante tu ausencia
Sor Juana Inés de la Cruz

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