miércoles, 9 de enero de 2008

Runaway

Hay decenas de sonidos brotando de la pared. Montones enormes de rasguños y voces balanceándose en la claridad de la madrugada. No hay viento ni luna. Los ojos arden por el brillo de la pantalla pero me resisto a dormir. Una madrugada fructífera y loca como si estuviera moviendo mis pies en un boliche al sonido vacío y poco soportable de la música electrónica.

No lo tolero. No sin algún escape químico que no quiero tomar.Entonces la música se vuelve un martirio , un golpeteo molesto como un taladro neumático que rompe el hormigón en una calle cualquiera.

Hace unos minutos escuchaba tango, escuchaba a Karina Levine. Alguien que no sabía que existía. Otra persona más nueva en este mundo para mí. No tengo más datos y ahora no los voy a buscar. Escuchaba un tango de esos que siempre me han gustado, de esos que no oía nunca pero que ahora han persistido en sonar cerca de donde estoy en más de una oportunidad. Naranjo en flor. La culpa de todo la tiene Calamaro y no Goyeneche.Luego escuché La Ultima Curda otro tango de esos que decía. Esta mujer canta muy bien.Pero carezco de toda noción musical.

Quizás entonces esté diciendo un disparate de dimensiones googlerianas.

No hay comentarios.: