domingo, 11 de marzo de 2007

La casa ausente

Soy Montevideana y adoro esta ciudad. Pero hay cosas que me
ponen de absoluto mal humor.

A unas cuadras de casa había una casa antigua, enorme y preciosa. Tenía toda la fachada y los laterales cubiertos por una hiedra maravillosa. Tenía un cartel de
que se vendía y luego el cartel no estuvo más. Un dia hace poco me dí cuenta que
a través del enorme portón no veía a la gente que allí vivia. Ahí me percaté
de que no estaban más. Y entendí porque había tantos tachitos de plástico por todos lados. Esa casa tenía muchos gatos, de diferentes colores, tamaños y formas. Habían quedado un par de ellos. Y por suerte alguien los alimentaba.

La cosa que me terminó de matar fue que ayer ví como le arrancaban los pedazos de pared, como la terminaban de demoler. Ignoro que se hará en ese predio. Pero me araña el corazón no ver la casa, no ver la hiedra cuando la refleja la luz de la mañana, no ver los gatitos en las escalinatas.

Espero que estos que quedaban no se hayan muerto abajo de un pedazo de ladrillo.

Yo creo que desde ahora en más voy a cambiar mi rumbo al trabajo.Voy a usar la calle paralela o caminar 3 cuadras más total de no pasar por ahí y notar que la hiedra ya no mira ni que un gato me ronronea de lejos.


Lucía furiosa con la estupidez humana.

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