domingo, 16 de septiembre de 2007

In Memorium





La última vez que lo ví fue el sábado de noche. Tenía una tocecita y le costaba comer.Aunque menos que el día anterior lo que me dejó un poco tranquila. Le dije que se quedara y como si entendiera mis palabras reposó un rato sobre el armario que le daba la salida al techo. A la fecha hacía una semana que no lo veía. Y ya estaba mucho más que preocupada. Había preguntado a los nenes de los apartamentos de al lado, a la veterinaria. Lo había llamado hasta el cansansio. Cuando salía de casa miraba las azoteas por donde dos por tres me seguía cuando salía. Hoy al abrir el placard de la mesada lo veo muerto, con la cabecita entre las patitas. No puedo hacer más que gritar y mi pareja preguntar desesperado que paso. Spock está muerto en el placard de la cocina le dije. Se murió en casa y yo no paraba de llamarlo.

Estoy hecha pelota. Mientras escribo esto no dejo de llorar. Como en casa no hay lugar para enterrarlo y ya tenía olor no había posibilidades de llevarlo a casa de mis padres dondre podría
irse tranquilo a donde vayan los gatos cuando mueren. Me parte el alma haber tenido que dejarlo en una bolsa en un contenedor. No se si podré pasar de nuevo por la esquina y pensar que ahí quedo. ¿ De qué murio?... De veneno. Del veneno que algún imbécil pone para correr ratas , ratones u otros bichos. Murió de comerse algún tipo de animal y luego el veneno pasar a su sistema. Una mierda.

No puedo dejar de recordar cuando vino a casa. Una noche de un 5 de enero del 2004. Como daba saltitos en la esquina y como casi otras personas se lo llevan. Y como al quedar allí en una noche de tanto ruido y movimiento decidimos traerlo a casa y buscarle un hogar. Como le hizo frente a Lucía, una gata enorme y de temer con su cuerpito diminuto. Y como luego tuvieron gatitos cuando creció lo suficiente como para alcanzar el largo, muy largo de Lucía. Y como antes de que tuvieran gatitos cuando eran ellos dos en casa él nos acompañaba hasta la puerta de entrada como un perrito. Como se tiraba en mitad del corredor y te miraba. Lo levantabas a upa y seguías con él para adentro. Ese era su marca. Como siempre decíamos que era un " gato perro" por sus comportamientos. Y todos los nombres por los cuales lo llamabamos . Sr Spock era el oficial, pero luego le decíamos Pookie ( por el osito de Garfield), pokititos, pokitos, pokie-pokie. Spokito.

Ultimanente había asumido el techo y el corredor de al lado como su territorio. Siempre venía a comer aunque fuera una vez al día y al entrar le pegaba con la cola a unos móviles de metal que hacían ruiditos marcando su llegada. Incluso había sido papá con una gatita de al lado.

Te amo Sr Spock.

Ana



Cuando volvimos de llevarlo a la esquina entre llantos me vino esta canción a la cabeza. Hacía años que no la escuchaba.




2 comentarios:

veroblog dijo...

hola, primer visita a tu blog y este post en especial me hizo emocionar mucho. es increíble el apego que uno puede llegar a tener con estos "hijitos"... entiendo tu dolor... nos vemos!

Lapsus Lingua dijo...

Gracias Vero y lamento que hayas caído justo acá en ese post tan triste.

Un saludo

Ana